As.com. Sergio Murillo

La mordedura de este insecto es muy dolorosa y puede provocar heridas que se mantienen semanas en la piel con ronchas que se hinchan, sangran e incluso terminan en hospitalización.


El calor de la época estival repercute de distinta forma según qué especie. El ser humano encuentra un agobio que pocas veces resulta saciado con el clásico ventilador, que niega lentamente con la cabeza y las aspas removiendo el aire caliente del habitáculo. Otro mundo diferente de posibilidades se abre para los insectos, quienes aprovechan esta circunstancia para proliferar más que en ningún otro momento del año.

Esto da lugar a la aparición de plagas, que suele ser una de las noticias clásicas del verano. Sin embargo, no todas son del mismo riesgo y, la que ahora se está extendiendo por toda la península Ibérica, merece una especial preocupación. Se trata de la mosca negra: un pequeño ser vivo de no más de seis milímetros de longitud que no pica, sino que muerde, y que es realmente peligroso.Máxima alerta por su expansión

Es un insecto pequeño y de carácter hematófogo. Es decir, que consume sangre. Extrae este líquido a animales y humanos a través de su boca con forma de sierra. Habitualmente suele moverse por los márgenes de los ríos y por entornos montañosos. No obstante, el ascenso de las temperaturas ha traído de vuelta a esta mosca a regiones y enclaves donde antes eran poco comunes, hasta el punto de que ciudades como Madrid ya han tomado cartas en el asunto para frenar una expansión que cada vez coge un ritmo más vertiginoso.

En el caso madrileño, los métodos escogidos se fundamentan, básicamente, en tratamientos larvicidas y desbroces sobre la vegetación. Ambos recomendados por la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental, que, además, insiste en que deben llevarse a cabo todas las tareas de control que precise la situación, especialmente en los cauces de los ríos -la falta de agua está directamente relacionada con el incremento de esta especie-, para evitar un mal mayor.

Mordedura muy dolorosa con una potente reacción
Ante la pregunta de por qué es tan peligrosa la mordedura de la mosca negra, la respuesta se presenta en dos vertientes. En primer lugar, porque es muy dolorosa. Y en segunda instancia, la más importante, porque provoca una especie de reacción alérgica: la herida se mantiene varias semanas en la piel, llegando, incluso, a aparecer algunas ronchas de varios centímetros que pueden hincharse, sangrar y, en algunos casos, terminar en la hospitalización de la víctima.

Como ocurre con el resto de insectos, se puede hacer uso de repelentes para evitar que se acerque este pequeño ser vivo. En esta línea, destacan el dietiltoluamida y el citriodiol. Y en caso de que ocurra la mordedura, se aconseja limpiar la herida con antiséptico, además de aplicar frío de forma local y algún calmante. Y el remedio clásico: no rascarse.

No obstante, la forma más efectiva para evitar el contacto con la temida mosca negra probablemente sea alejarse de los cauces de los ríos, aunque en verano, y con las altas temperaturas, parezca una buena idea darse un chapuzón en la naturaleza. El motivo, al fin y al cabo, es que cada especie vive el calor de forma diferente.