www.elconfidencial.com J. Pichel


Investigadores españoles confirman la presencia en Italia de una hormiga originaria de Sudamérica muy dañina para el campo y que causa una picadura muy dolorosa


En nuestra confortable Europa, apenas existen especies animales verdaderamente peligrosas. Las mordeduras, las picaduras y los venenos son ingredientes exóticos de películas y documentales. Sin embargo, la globalización parece estar acercando las amenazas que sufren otros continentes. La más reciente acaba de publicarse en un artículo de la revista Current Biology: científicos españoles confirman la presencia de la hormiga de fuego (Solenopsis invicta), originaria de Sudamérica, en Sicilia (Italia). 

Los 88 nidos que ha localizado, repartidos por cinco hectáreas cerca de Siracusa, no son una anécdota, sino un grave peligro para todo el continente, puesto que este insecto se extiende con rapidez y causa problemas medioambientales, sanitarios y económicos. Este trabajo, liderado por el Instituto de Biología Evolutiva (IBE, centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra), no solo registra el primer avistamiento oficial de Solenopsis invicta, sino que advierte de que las hormigas de esta especie, caracterizadas por provocar una dolorosa picadura, pronto podrían extenderse a países cercanos. 

De hecho, gracias al comercio marítimo, ya ha invadido medio mundo en menos de un siglo: Australia, China, el Caribe, México y EEUU. “Es una de las peores especies invasoras y puede propagarse con una rapidez alarmante”, afirma el autor principal, Mattia Menchetti, “encontrar esta especie en Italia fue una gran sorpresa, pero sabíamos que este día llegaría".

Las picaduras pueden causar un shock anafiláctico debido al veneno que transmiten, que contiene un alcaloide natural con una potente actividad necrotóxica. Además de dolor, provoca la formación de pústulas blancas que aparecen horas más tarde y, en los peores casos, una reacción alérgica grave. No obstante, lo normal es que se quede en un susto doloroso, como ya saben en Sicilia. De hecho, los investigadores del IBE llegaron hasta allí después de ver fotografías tomadas en la isla italiana de lo que parecía Solenopsis invicta. 

Al viajar para confirmar la identidad de las hormigas y recolectar muestras, se encontraron decenas de nidos junto a un río, algunos de los cuales albergaban miles de hormigas obreras. Después de hablar con los lugareños, descubrieron que muchos habían sido picados con frecuencia en los últimos años, al menos 2019. “Probablemente, las hormigas ya lleven allí un tiempo”, afirma Menchetti, “y la extensión real del área invadida probablemente sea mayor”. De hecho, el equipo sospecha que este no ha sido el primer punto de llegada de la hormiga de fuego a Europa. 

Aunque no pudieron determinar exactamente cómo aterrizó en Italia, después de analizar el ADN de las hormigas reinas sicilianas y compararlo con los genomas de hormigas de todo el mundo, los investigadores concluyeron que esta población en particular probablemente provenía de EEUU o China. Además, los autores analizaron los patrones de viento locales en Sicilia para ver cómo podrían propagarse las hormigas ahora que están en Europa, ya que esa es una de sus formas de expansión. 

También elaboraron un modelo integral para determinar si otros puntos del continente o del Mediterráneo son propicios para esta especie y, de acuerdo con este cálculo, el 7% del continente europeo es adecuado para S. invicta dadas las condiciones ambientales actuales. No obstante, probablemente el cambio climático acelerará aún más su propagación y el crecimiento demográfico.

“La hormiga de fuego es una de las peores especies invasoras a nivel mundial”, avisa en declaraciones a Science Media Centre Elena Angulo, investigadora en la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) que no ha participado en este trabajo pero es especialista en esta cuestión. Esa visión tan negativa de esta especie está justificada, principalmente, porque “tiene una picadura muy fuerte, que puede causar reacciones alérgicas importantes en las personas e incluso producir la muerte”, explica. No obstante, los destrozos que puede causar en la agricultura son otro motivo de preocupación importante. ¿Significa eso que estamos ante un problema que se puede circunscribir al campo? Lo más curioso es que las áreas urbanas estarían especialmente en riesgo, según los autores. Hasta el 50% de las ciudades europeas podrían ser vulnerables a la invasión. "Es preocupante porque muchas de las ciudades, incluidas Londres, Ámsterdam y Roma, tienen grandes puertos marítimos, lo que podría permitir que las hormigas se propagasen rápidamente a más países y continentes", comenta Roger Vila, otro de los autores, que también trabaja en el IBE.

En los lugares donde ya se considera establecida como especie exótica invasora, como en China, EEUU o Australia, “tiene un alto impacto en la salud y en el bienestar, así como en sectores económicos como la agricultura”. Los expertos advierten de que controlar esta hormiga está suponiendo un gasto de miles de millones de euros en los países afectados. De hecho, otros que simplemente temen su llegada, como Japón y algunas islas del Pacífico, también están invirtiendo grandes cantidades en su prevención.


¿Se puede controlar?
Sin embargo, algunos expertos no se muestran muy optimistas. “Las experiencias llevadas a cabo en EEUU o Australia no han frenado su expansión”, comenta Joaquín Reyes López, profesor del área de Ecología de la Universidad de Córdoba. Según explica, en la actualidad se está experimentando con lucha biológica, es decir, buscando enemigos naturales que permitan controlar sus poblaciones, como las moscas parasitarias del género Phoridae, entre otros. El único lugar que ha erradicado con éxito a esta especie invasora es Nueva Zelanda, así que los investigadores planean estudiar en lo que funcionó allí, así como los esfuerzos que se están llevando a cabo actualmente en China. 

Para empezar, inspeccionarán sistemáticamente las áreas locales para ver si la especie ya ha llegado hasta ellas. Luego, comenzarán un plan de tratamiento de varios años para erradicar los nidos y monitorear cuidadosamente los sitios invadidos para asegurarse de que no haya resurgimientos. Los autores del estudio creen que es muy importante involucrar a la población para ayudar a monitorear la propagación de las hormigas. “Los ciudadanos pueden desempeñar un papel muy importante en esto”, afirma Menchetti. “Esperamos que, con su ayuda, podamos cubrir un área más amplia. Esto nos ayudará a rastrear y detectar todas las posibles áreas invadidas en la región”. El equipo espera organizar programas de ciencia ciudadana en los que las personas busquen S. Invicta y tomen fotografías si creen que han encontrado las hormigas. Luego, los especialistas volverían a verificar para confirmar que se trata de la especie de hormiga correcta, un paso importante porque muchas hormigas europeas hacen nidos de apariencia similar. “Es necesario que haya más conciencia sobre este problema porque ya está en Europa”, afirma Menchetti.

Los expertos advierten de que España sería uno de los países más afectados debido al clima y a la variedad de hábitats). Ya en 2007 se detectó un caso inquietante en Málaga: un paciente con síntomas de picadura de S. invicta. Sin embargo, ese registro no sirvió para confirmar la presencia de la especie, como ha sucedido ahora. Los expertos advierten, además, de que se pueden encontrar hormigueros de esta especie en algunos puntos de venta para aficionados. Si se escapan, cosa que resulta inevitable según los entomólogos, suponen un gran riesgo. En cualquier caso, una vez detectado el problema en Italia, debería ser una prioridad para este país y para toda Europa realizar una erradicación temprana de la especie en la zona de Siracusa, “cueste lo que cueste”, apunta Angulo. 

Si resulta exitosa, “ahorraría graves problemas sanitarios y económicos”. Teniendo en cuenta que el propio estudio alerta de que muchas ciudades europeas son idóneas para la propagación de esta especie y que las costas pueden ser especialmente vulnerables a través de las comunicaciones marítimas, Elena Angulo considera que “España debería enfocarse hacia la prevención, controlando minuciosamente las vías de entrada en los puertos, así como las importaciones susceptibles de contaminación por la hormiga de fuego, y estando preparados para una respuesta rápida”. Evitar nuevas entradas y posibles establecimientos en Europa es crucial para evitar los impactos socioeconómicos que conllevaría una expansión incontrolada.