www.heraldo.es

Estos insectos se han vuelto especialmente resistentes a los insecticidas y acabar con ellos puede ser una "pesadilla" como está ocurriendo en Francia donde se han convertido en un problema grave.


Francia vive una auténtica plaga de chinches. Estos insectos se han extendido más allá de las camas y los colchones y se pueden ver en butacas de cine, asientos de metro o tren. La alarma ha saltado en toda Europa y también a España. Esos minúsculos parásitos han llegado, hasta el Parlamento francés, donde una diputada puso el tema sobre la mesa, mostrándolos en un bote mientras interpelaba a la primera ministra francesa.

Estos minúsculos parásitos del tamaño de una pepita de manzana son difíciles de matar y, tal y como explicó Javier Lucientes, catedrático de Parasitología de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, a HERALDO, se alimentan de sangre y son "muy difíciles de localizar y más complicados de eliminar".

"Es un bicho que ha existido siempre, pero hay especialmente está vinculada a las personas. Es el que se conoce como chinche de la cama, muy planos en su forma y sin alas, que ha encontrado en la sangre humana su mayor fuente de alimento". "Se han adaptado perfectamente a nuestro entorno y ahora, con el calor, hacen su agosto picando, siempre de noche, en cualquier parte del cuerpo que no esté cubierta", apuntaba el experto.

Es, precisamente por el momento del día en el que pican, por lo que se conoce como 'chinches de la cama'. "Son capaces de esconderse entre cualquier pequeña fisura de un mueble, mesilla de cama, armario e incluso en el propio colchón", asegura Javier Lucientes. Su tamaño es como el de una pequeña lenteja, pero a pesar de medir tan solo unos milímetros consigue ser muy rápido cuando pica.

Picotazos que, en un primer momento, no duelen, puesto que la saliva de este insecto tiene un anestésico que hace que cuando perforan la piel, -"no son picaduras tan finas como las de los mosquitos", apunta Lucientes- su "víctima" no sea consciente de ello. "Cierto es que no son conocidos por propagar enfermedades, pero pueden causar reacciones alérgicas en la piel de algunas personas", explica el experto.

Cómo es la picadura del chinche

Su 'modus operandi' es el siguiente. "Como buenos predadores, se esconden, esperan a que su presa esté dormida para desplazarse hasta la cama y picar, sobre todo, en brazos y cara, partes del cuerpo más al descubierto en noches calurosas", explica el catedrático en Parasitología. "Las marcas se distinguen con claridad por ser pequeñas y seguidas, adquirir color rojo y escocer", añade el experto.

"Podríamos decir que son muy espabilados porque son capaces de, en el caso de haber encontrado su sitio en la habitación, ir hasta cualquier otro lugar en el que la persona se haya quedado dormida para atacarle", asegura Javier Lucientes, quien deja claro que "aquella idea" de que los chinches aparecen en lugares poco cuidados y con suciedad pasó a la historia.

"No hay un sitio específico como el campo o riberas donde aniden y pongan sus huevos. Somos las personas las que los llevamos de un sitio a otro en la ropa o una mochila. Una vez que encuentran su lugar ideal, anidan y se quedan, pero algún huevo se ha podido quedar escondido", dice Lucientes.

Cómo eliminar los chinches

Los chinches pueden esconderse en las rendijas de un enchufe y pasar de habitación en habitación. Es más frecuente de lo que creemos. No tiene nada que ver con la limpieza o desinfección, puesto que se han hecho resistentes incluso a los insecticidas. 

Aunque hay algunos remedios caseros como una mezcla de bicarbonato y vinagre que pueden ayudar a exterminarlos.

Lucientes explica que la manera más eficaz de acabar con ellos es "ponerse en contacto con una empresa especializada para que acabe con ellos. En ocasiones se hace necesario hasta una segunda intervención, ya que los que logran esconderse bien pueden pasar desapercibidos al primer tratamiento", concluye.